Los vuelos económicos en Europa podrían estar cerca de su fin debido a la propuesta de política de precio mínimo de vuelo presentada por el gobierno francés1. Si la Unión Europea aprueba esta política, los vuelos de bajo costo en todo el continente podrían desaparecer.
El impacto en el medio ambiente y la industria aérea
El ministro de Transporte francés, Clément Beaune, expresó que los vuelos súper económicos ya no son una opción de transporte responsable, citando la crisis climática1. En su opinión, los precios que ofrecen las aerolíneas de bajo costo «no reflejan el precio para el planeta»1. En mayo de 2023, Francia prohibió los vuelos de corta distancia nacionales en un esfuerzo por reducir las emisiones de carbono1. Los vuelos están prohibidos entre destinos donde hay un tren que tarda menos de dos horas y media1.
Para muchos, los vuelos de corta distancia no solo son una opción más rápida que otros medios de transporte, sino que también son más económicos1. Sin embargo, los precios de los vuelos están aumentando en Europa y más allá, lo que lleva a muchos a preguntarse si los días de los vuelos económicos han terminado4. Los precios de los billetes en Francia han aumentado un 23,6% con respecto al año pasado, según las estadísticas del Ministerio de Transición Ecológica4. Los precios de los vuelos internacionales desde el Reino Unido también han aumentado aproximadamente un 18% con respecto al año pasado, según el sitio web de reservas de viajes Kayak4.
La propuesta y su posible implementación en la Unión Europea
Beaune espera que la nueva propuesta se implemente en toda la Unión Europea23. La UE está considerando aumentar los impuestos sobre los vuelos como parte de esta política23. Si se aprueba, los cambios en la industria aérea podrían tener un impacto significativo en los precios de los vuelos y en la forma en que los viajeros planean sus vacaciones.
En resumen, la propuesta de política de precio mínimo de vuelo presentada por el gobierno francés podría poner fin a los vuelos económicos en Europa si la Unión Europea la aprueba. Esto tendría un impacto en la industria aérea y en cómo los viajeros planean sus vacaciones, pero también podría ser un paso importante para abordar la crisis climática y reducir las emisiones de carbono.
